TRANSFORMACIONES CONSIGNA TRABAJO FINAL
Desarrollar un informe de reflexión crítica, a
partir de la reconstrucción de la matriz
moderna leída en clave de TRANSFORMACIONES, que dé cuenta de los procesos actuales (sociales, culturales y
educativos) por los que atraviesan los SUJETOS JOVENES y sus modos de construir
IDENTIDAD, considerando los aportes que Gilberto Giménez propone para definir
la identidad de un grupo (identidad de rol o de pertenencia, identidad caracteriológica,
identidad íntima o biográfica o de una memoria colectiva).
Los modos de entender las identidades como
fijas y clausuradas entraron en crisis junto al paradigma positivista moderno,
y hoy entendemos desde la producción de conocimiento en Ciencias Sociales que estas
se organizan de manera compleja, móvil, inestable y en intersecciones de rasgos
múltiples (género, clase social, generación, raza, etc) a partir de las
configuraciones de relaciones sociales, contextos, prácticas y racionalidades
tecno-comunicacionales y educativas complejas y cambiantes.
Los estudios de/sobre juventud(es) desde un
enfoque culturalista dan cuenta de una lectura crítica de la categoría de
juventud, entendida como juventudes en tanto connota modos diversos de ser joven,
y a los jóvenes como actores sociales relevante atravesados por las dinámicas
de la sociedad y la cultura..
OBJETIVOS:
1)
Identificar, describir y analizar
una práctica socio-cultural
desarrollada por un grupo de jóvenes aportando elementos del ámbito específico
donde se desenvuelven (historización, contextualización, descripción de
características materiales y simbólicas).
2)
Indagar los consumos culturales, el umbral de códigos compartidos, los lugares y
elementos simbólicos que se convierten en “modos” o “modelos” de identificación
para la construcción de identidades de los sujetos jóvenes.
3)
Reconstruir las narrativas biográficas identificando cómo
se definen los sujetos a sí mismos y que mirada de mundo plantean, cuales son
los temas/problema emergentes en sus prácticas y representaciones, cómo perciben
que los construyen los actores sociales (adultos) de su entorno y los medios
masivos de comunicación.
4)
Relevar los componentes residuales y emergentes de la matriz
moderna, las continuidades, discontinuidades y rupturas en términos
generacionales teniendo en cuenta las siguientes dimensiones posibles:
- COMPROMISO,
intervenciones en el mundo social, el activismo, la militancia, los referentes,
los ideales y el horizonte de futuro,
-TEMPO Y ESPACIO: el
uso y la percepción del tiempo (ocio y trabajo), el uso y apropiación de
territorios (virtuales-públicos-privados).
-MODOS
DE CONOCER Y DE APRENDER, las prácticas comunicacionales y educativas ¿Dónde,
cómo y cuando se producen instancias de aprendizaje?
-LO CORPORAL: la
construcción del propio cuerpo como signo poniendo en tensión la relación géneros,
corporalidades y sexualidades, el deseo,
el compromiso, la afectividad como dimensión sensible.
Criterios para la
evaluación
Presentación
en tiempo y forma (se solicita consulta previa en instancia de tutoría).
Dedicación y preparación de acuerdo a las consignas. Creatividad y
argumentación en la defensa y presentación del trabajo ante la cursada. Dominio
de los contenidos de la asignatura y su correspondiente bibliografía. Los
trabajos serán expuestos por los estudiantes ante la cursada de manera grupal,
esta presentación es de carácter y soporte libre; y tiene como tiempo de tiempo
de desarrollo de 15 a 20 minutos por grupo.
ü Este
informe deberá ser presentado en formato papel y enviado formato
digital especificando en el ASUNTO:
“TF Comisión 2-Prof.Rosales” al correo de la cátedra: seminariodetransformaciones@gmail.com
SEMINARIO DE TRANSFORMACIONES CULTURALES - CURSO 2016
PROFESORADO EN COMUNICACIÓN SOCIAL
F.P. y C.S.-UNLP
Profesora: María Belén Rosales
TRABAJO FINAL
“SHC Salesianos Handball Club”
Entrega
Clase 12- Fecha: 06 de julio
Alumnos integrantes
Corzo, Elisa -
Di Francesco, Mercedes -
Palacios, Malena -
Vázquez, Carlos -
charlyvazquez75@yahoo.com
Introducción
Somos testigos de un momento histórico muy particular, en el que se evidencian rupturas y continuidades con respecto a las verdades instituidas desde la modernidad. Se trata de transformaciones socio-históricas que han configurado nuevas formas de ser, de estar con el otro y de conocer el mundo en el que vivimos. Se trata de una transición que se nos presenta como caótica porque los procesos sociales ya no pueden entenderse desde los discursos que en algún momento operaron como “La verdad” o pretendieron hacerlo.
A partir de estas transformaciones, los modos de percibir el mundo y los procesos de formación de subjetividades han dado un giro en las últimas décadas, poniendo en crisis las bases mismas de la modernidad, incluyendo a las instituciones articuladoras y reproductoras de esos fundamentos. Entre los diferentes desplazamientos que pueden evidenciarse, la ruptura del sujeto moderno y la incapacidad de explicar el mundo actual a partir de un relato ya agotado, nos obliga a pensar, reflexionar y preguntarnos sobre la construcción de conocimiento desde las coordenadas de América Latina y sobre las categorías sociales (y analíticas) a través de las cuales las Ciencias Sociales intentaron e intentan explicar los fenómenos y procesos socio-culturales, las subjetividades y las identidades a través del tiempo: ¿Cómo superamos un discurso único que intenta explicar la riqueza más maravillosa de experiencias en todo el territorio latinoamericano a través de categorías de ´análisis’?
En la actualidad, con el avance de las derechas y el desarrollo de políticas neoliberales que afectan nuestra vida cotidiana, la posibilidad de recuperar las experiencias y encontrar -nuevas y nuestras- formas de nombrarnos, es lo que nos va a permitir construir una nueva idea de emancipación y justicia social.
En este contexto, hablar de juventudes desde una mirada crítica es hablar de múltiples significados, culturas y visiones en y del mundo, que se expresan en la forma de hablar, de vestir, en la música y en los valores, de poner el cuerpo y pararse frente al mundo; es pensar las palabras y los sentidos, el deseo, la sexualidades y el amor, el miedo, la incertidumbre, los conflictos, las tensiones y también sus consumos, sus gustos y el contexto económico, político y social en el que se constituyen. Es visibilizar su complejidad desde el dinamismo de los procesos sociales, la movilidad, lo inestable y en los múltiples polos de identidad que los interpelan, a partir de lo relacional, lo contextual, las nuevas tecnologías y los espacios que habitan y los habitan,
Retomando a Mariana Chaves, si tomamos lo juvenil como una “condición social”, para pensar y preguntarnos qué es la juventud hoy y a través de qué prácticas construyen su identidad, la explicación no puede estar en sí misma, sino que debe pensarse cómo es vivida y explicada por quienes se consideran jóvenes y cómo es interpelada desde otros grupos de edad, desde las industrias mediáticas y desde los productos que se le ofrecen (industria de la moda, música, audiovisual, entretenimientos, etc.), en el marco de la diversidad y la desigualdad. (Chaves, 2006).
Este trabajo busca describir y analizar, como práctica socio-cultural desarrollada por un grupo de jóvenes, los equipos de handball de SHC Salesianos Handball Club. Para ello, se retomarán distintos materiales significativos a observar: las dinámicas de un deporte de equipo, de un club, los principios salesianos puestos en juego en el grupo y atravesando un espacio con el que los jóvenes se identifican y en el que se constituyen como grupo juvenil. A partir de allí, se buscará reflexionar y problematizar qué es ser joven en una actualidad signada por las continuidades y rupturas de la matriz moderna, y las transformaciones socio-culturales que nos permiten hablar de un “grupo social” capaz de crearse (constituirse) a sí mismo, pero siempre en relación con los otros, a través de símbolos, representaciones diversas (no hay una sola forma de ser joven), prácticas cotidianas, formas de entender la política a través de esas prácticas, las relaciones de poder, del cuerpo y de los vínculos. De los que miran y de los que son vistos a través de sus prácticas sociales, los espacios que habitan y el interrogante por la identidad.
“Es difícil pensar la subjetividad sin un cuerpo que la encarne o una narrativa que la cuente, que la ponga en palabras legibles para otro. No hay subjetividad, en ese sentido, sin la mirada del otro. La mismidad, la unicidad por fuera del vínculo con los demás es una pretendida ilusión de la modernidad cristalizada en la noción de individuo (...) Tampoco hay subjetividad descontextualizada, atemporal y sin espacio” (Martins, 2015).
SHC Salesianos Handball Club: origen, historia y contexto. Un espacio pensado para el deporte y la espiritualidad como punto de encuentro.
“Si un chico atraviesa el portón del Colegio y se va siendo un poquito mejor persona, podemos sentir que nuestra tarea está hecha.”
Champo, 24 años.
Si bien este grupo funciona con una dinámica similar a la de un club deportivo, nace a partir de ciertas particularidades y necesidades de quienes pensaron el proyecto. En el año 2012, Francisco Champomier de 24 años, oriundo de Tierra del Fuego, estudiante Ingeniería Civil en la UNLP y participante activo de la Familia Salesiana, comienza a pensar junto algunos curas del Colegio Sagrado Corazón, la idea de una intervención entre los jóvenes vinculada al deporte. Nace desde la necesidad de pensar que la congregación Salesiana argentina, específicamente en La Plata, no tenía grupos en los que el deporte sea motivo de encuentro.
Francisco “Champo”, es un joven con características muy versátiles, con una animosidad, voluntad, y energía suficientes como para encarar proyectos. En el caso de Handball Salesiano, logró formar un grupo que se sostiene en el tiempo, crece y ha ido diversificando y profundizando sus actividades, más allá de su intención interpeladora en lo que concierne a la dimensión religiosa y espiritual del proyecto.
En 2012, un cura africano que por ese entonces estaba designado a trabajar en La Plata, Didu, lo incentiva a emprender el proyecto y le ofrece el gimnasio del colegio Sagrado Corazón para impulsar allí el equipo de handball. Así es, que junto a algunos compañeros de la Facultad de Ingeniería, comienza la incipiente organización de los entrenamientos. De a poco fueron poniendo a punto la cancha: la pintaron, consiguieron los arcos, algunas pelotas y comenzaron a entrenar dos días por semana. Antes de cada entrenamiento, se leía algún fragmento o algunas líneas vinculada a Don Bosco.
“Nosotros tenemos la suerte de poder jugar acá sin tener que pagar”, deslizó “Champo” en la entrevista. De esta manera, se refirió a la ausencia de lugares físicos en los que desarrollar actividades deportivas por ese entonces. Los clubes donde se practica handball son muy pocos y se formaron recientemente: las Municipalidades de Ensenada y Berisso tienen equipos de escuelita y adultos, también el club de UNLP, que surgió después de Salesiano. Estudiantes de La Plata y Club Vecinal son los clubes más longevos y con más categorías con equipos de Handball. Esta cuestión fue crucial en la vida de “Champo” y fue un motivo que lo impulsó a formar un equipo y luego un Club de Salesianos.
En el estatuto se fijó la visión, la misión, la estructura y los código de conducta del Club. La imagen a futuro, como base para orientar y alentar al grupo, es “Que SHC sea un espacio salesiano donde, a través de un proceso personal y deportivo los integrantes tengan una realización social y espiritual (...) donde sus miembros se apropien de los valores propios del deporte y del carisma salesiano para así utilizarlo como herramienta para enriquecer sus vidas”. La Misión, centrada en el presente, pretendía dar respuesta a la pregunta “¿qué estamos haciendo hoy?” (...) generar un espacio donde se difunda la lógica interna del deporte, desarrollar un espacio deportivo/recreativo para jóvenes, fomentar la conformación de un grupo humano donde se viva la familiaridad y el sentido de comunidad a través del handball, brindar herramientas a través del carisma salesiano y la iglesia católica, que te acerque a la vida espiritual, desarrollar actividades donde se trabaje y se discuta sobre dicho carisma”.
El hecho de que las actividades se desarrollen en instalaciones de los salesianos y que sea impulsado por uno de ellos tiene sus implicancias para el equipo. Si bien el espacio no es explícitamente religioso -ser católico no es un requisito para asistir, no es obligación rezar o bendecir la comida en las reuniones, entre otras- la forma particular en que los salesianos entienden la religiosidad atraviesa fuertemente al equipo. Esa forma, no reduce la religiosidad a rituales o a cuestiones formales-institucionalizadas (estar bautizado, ir a misa, etcétera), sino que para ellos consiste en una espiritualidad que impregna cada pequeña acción y que se propone ir haciendo mella en los vínculos entre los jóvenes. La espiritualidad y la pedagogía salesiana se funda en tres pilares –razón, religión, amor- en los que ahondaremos más adelante.
A partir del boca en boca, de invitar a compañeros de la Facultad, que a su vez invitaban a conocidos, hizo que el grupo fuera creciendo hasta convertirse en un club que es hoy, con más 70 integrantes de entre 17 y 35 años,( siendo estos últimos unos pocos, ya que la mayoría no pasan los 24 años) algunos repartidos en dos equipos de mujeres y dos de hombres. La mayoría de los jóvenes que participan son estudiantes universitarios. Compiten los fines de semana en una liga amateur, pero también tienen otras actividades. Las propuestas devienen, principalmente, del interés de “Champo”, que es quien transmite a los chicos la verdadera razón por la que él se hizo cargo del proyecto.
Tomás Perkins, 25 años, oriundo de Chacabuco, es otro de los integrantes del equipo y estudiante de Psicología, coincidió con Champo respecto a que lo formalmente religioso no es lo central en el grupo, pero sí, la forma de vincularse: “Supongo que en relación al sentir religioso no se dieron cambios en los chicos, o al menos no soy capaz de dar cuenta de ellos; creería que el hecho de que sean mayores de edad no favorecería la producción de esos cambios, más probables en los niños. Por otra parte, en términos conductuales y vinculares más cotidianos si podría decir que se generan cambios en las personas; como todo sujeto que participa en una institución determinada debe adaptarse a cierto sistema de reglas que impone y a su vez transformar a la institución desde la participación individual propia”.
A “Champo” le surgió la preocupación por generar un espacio para acompañar con mayor profundidad a los jóvenes por fuera del entrenamiento, para consolidar los vínculos y los valores del equipo y así surgieron las propuestas de “las convivencias”. Cabe aclarar que una enseñanza crucial de Don Bosco, y que acompaña todos los espacios educativos salesianos, en la premisa de que para fortalecerse y ser mejores personas “los jóvenes tienen que sentirse amados” por sus educadores o, este caso, coordinadores. Para ello, el acompañamiento, la palabra, el consejo, es fundamental. Las convivencias de uno o dos días en alguna casa salesiana –dentro o fuera del casco urbano platense- se presentaron como la excusa ideal donde, sin “asustar” a los jóvenes con propuestas religiosas, poder compartir espacios de reflexividad, donde pensar los proyectos de vida, los vínculos entre ellos/as, los conflictos, y también, donde jugar, comer juntos, charlar, disfrutar y conocerse.
Muchos/as jóvenes creen que se busca imponer la religiosidad o rechazan ciertas prácticas que en su imaginario refieren a lo eclesiástico: “a muchos chicos ya el nombre ´convivencia les hacía ruido y no querían ir. Imaginate que una chica me preguntó si podían llevar celular”, cuenta “Champo” para ejemplificar el prejuicio a esas prácticas y que, de alguna manera, hablan del condicionamiento de que el equipo sea parte de una institución católica.
Los objetivos para habilitar y construir este espacio tienen que ver con profundizar la vinculación interpersonal, que si bien es parte de la espiritualidad salesiana, no conlleva, de por sí, la exigencia de comulgar con una creencia o realizar ciertos rituales. “No sé cuántas veces le decís te quiero o gracias a la persona que tenés al lado. El objetivo en las convivencias es facilitar esas cosas que sabemos que nos hacen bien”.
La última convivencia fue en Ramos Mejía. “A muchos chicos les sirvió como espacio de reflexión en medio de la vorágine del año y les hizo un click de decir mirá que suerte que tengo de estar acá. Ahí queda en evidencia lo diferente que es este, a otros Clubes y la importancia que se le da a las personas”
La invitación a la religiosidad, a ir misa, a formar parte de congregación o hasta creer en Dios, en términos generales no los ha seducido. Sin embargo, la mayoría de las chicas y chicos que concurren han encontrado un lugar para compartir, en el que se fomentan los valores de compañerismo y solidaridad, que es uno de los objetivos principales de los salesianos. Con respecto a esto, “Champo”, utiliza una frase que le había enseñado el cura africano: “si un chico atraviesa el portón del Colegio y se va siendo un poquito mejor persona, podemos sentir que nuestra tarea está hecha”.
Sin embargo, además de fomentar la “benevolenza”, combinación de amor y amabilidad en el trato con el otro, los salesianos proponen un reconocimiento politizado del otro, que se traduce en esa opción por los más vulnerables. Esto , de un modo u otro, atraviesa todos los proyectos salesianos, porque es constitutiva de la “espiritualidad salesiana”. En nuestro diálogo con “Champo”, se refirió a “Proyecto Pibe” en La Plata. Se trata de otro de los grupos juveniles donde él participó y en el que participaron algunos/as de los/as chicos/as de Handball. En Proyecto Pibe se trabaja con personas en situación de calle, principalmente jóvenes y niños/as. “Champo” relató que “pasaba de un sábado, de escuchar a un chico que a la madre le habían pegado un tiro en la pierna, a un lunes (en un entrenamiento de Handball) a darle consejo a una chica que había desaprobado un exámen”. Se trata de realidades totalmente distintas pero lo que une ambas situaciones es la posibilidad de reconocer el contexto particular de cada uno para acompañar y proponer proyectos de vida distintos, donde los/as jóvenes puedan vislumbrar que hay otras posibilidades, otras formas de tratarse, de reunirse, de vivir.
Si bien en el club de Handball no es tan explícita esta voluntad de trabajo social, sí es parte de la cosmovisión de algunos/as de sus integrantes. Asimismo, para algunos/as de los/as jóvenes el hecho de tener una experiencia de auto-gestión, de generar ámbitos de construcción en comunidad, constituye una forma de compromiso social diferente a su día a día.
Sistema preventivo de Don Bosco
Don Bosco fue un cura del siglo XIX que se dedicó a trabajar con niños y jóvenes, con una opción preferencial por aquellos en situaciones de vulnerabilidad. El sistema preventivo se constituyó para Don Bosco en un método de formación de sujetos que se opuso al sistema represivo de la época y que estaba basado en los tres pilares que hoy nombramos: la razón, la religión y la benevolenza: demostrar a los chicos que hay un Dios que los ama, razón como el mejor camino para llegar a ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos” y la benevolenza, el amor y - desde la educación- el estima, reconocimiento y la valoración del otro. “Eso del ambiente para nosotros es muy importante, porque la propuesta al pibe es que conozca acá otro ambiente, que si después puede replicarlo en sus otros espacios, con su grupo de estudio, con su familia, es extraordinario. No es algo que ocurre directamente, pero la idea es que lo vayan incorporando. De donde soy yo, en Tierra del Fuego hay muchos problemas con las adicciones, con drogas duras, y la idea es decirle a los pibes que “con lo que vos sos, con lo que vos tenes adentro y un buen ambiente podés ser feliz, no necesitas nada más”.
La forma en que Don Bosco pensaba la educación pivotea en tres espacios fundamentales: escuela, patio y familia -en términos de comunidad-. Destacaba la importancia del intercambio que se da entre adultos y entre los jóvenes a partir del juego. Escuela y familia, por supuesto, tiene que ver con la importancia de la formación en el saber, no hay que olvidar que Don Bosco es hijo del positivismo; y la familia remitiendo a lo vincular.
En Argentina, la obra es muy fuerte en la Patagonia, con la que Don Bosco soñó y envió a sus misioneros a las comunidades mapuche. Así por ejemplo, el hijo del lonko Calfucurá, Ceferino Namuncurá, es una figura muy fuerte para los salesianos.
Grupos, pertenencias e identidades. Los jóvenes en SHC Salesianos Handball Club
“Acá se festeja una semi o una final como se festejan 600 porciones de capelletis.”
Laura, 23 años
Los autores propuestos por la cátedra coinciden en comprender la identidad de esa manera, no como una esencia, o una propiedad intrínseca del sujeto sino desde su carácter ínter-subjetivo y enteramente relacional. “Es un auto percepción de un sujeto en relación con los otros”. (Giménez, 1997). Podemos decir que la identidad es el valor de pertenencia, es la asociación, la solidaridad grupal. Identidad, es ser alguien en relación a otros. Los jóvenes particularmente, buscan el regocijo de una identidad marcada. La identidad permite descubrir la acción en interacción social.
La identidad, para Giménez, tiene elementos de lo compartido socialmente, resultado de la pertenencia a distintos grupos. La identidad tiene un ejercicio de autorreflexión, donde el sujeto joven pondera sus capacidades y potencialidades, tiene conciencia de lo que es como persona y sin embargo no está solo, sino que convive con los demás, esto implica reconocerse como miembro de un grupo que al mismo tiempo le permite diferenciarse de otros grupos de jóvenes donde el concepto de individuo aparece primeramente ligado con el individuo.
Lo que une al grupo es el deporte, pero no solo eso. A la par, debido a que se auto-gestionan, se han ido impulsando actividades para sustentarse, ir mejorando la cancha, poder asistir a los torneos, entre otros gastos propios del Handball. El deporte, también, ha ido fortaleciendo vínculos de compañerismo y amistad por fuera de los horarios de entrenamiento. Así, los chicos comparten la elaboración y venta de comidas, así como las fiestas, los encuentros, los cumpleaños. Estas son cuestiones que también caracterizan y van generando una identidad en el equipo, y que lo diferencian de otros.
Desde el punto de vista de Tomás “el espacio lo percibimos, sí desde el ocio, la dispersión, como práctica deportiva, pero principalmente, como un punto de encuentro con amigos. Por otra parte, algo que particulariza al club es que se puede participar en su construcción de forma activa; cualquiera de los chicos que esté interesado puede no sólo ser un usuario “pasivo” del espacio, como ocurre en la mayoría de los clubes, sino también participar en su organización, dependiendo de sus intereses y habilidades: por ejemplo, haciendo alguna labor administrativa o deportiva.”
Así, además de practicar deporte, algunos/as chicos/as se encargan de programar y dirigir los entrenamientos y otros/as se ocupan de cuestiones económicas, entre otras. Al auto-gestionarse, los límites entre quienes coordinan y llevan a cabo un rol organizativo y quienes participan en las actividades, son un tanto difusos si se los compara con otros clubes: “La particularidad del club, creo, podría ser el hecho de ser auto-gestionado, quizás la diferencia con los otros sea el “tener” un club y no sólo “ir a” un club.”
En varios momentos “Champo” hizo hincapié justamente en esa diferencia entre el equipo de salesianos y otros espacios que transitan los/as jóvenes, donde son un número de legajo, una posición en la cancha, entre otras. Es decir, donde las formas de identificarlos los convierte en objetos y no se consideran ni reconocen sus subjetividades, quiénes son, qué sienten o piensan. Al respecto, Tomás entiende que en el club, “la cuestión estrictamente física queda en un segundo plano en relación a los vínculos sociales más cotidianos; en otras palabras, intentamos favorecer más la construcción de un espacio donde los participantes generen lazos, de amistad, de cercanía, entre sí, un espacio vincular y de apoyo mutuo, relegando un poco lo deportivo.”
Sin embargo, la producción de sentidos dentro del club y la pertenencia no es lineal, tampoco lo son las interpelaciones en la constitución de identidades juveniles, ya sea respecto al modo de vinculación interpersonal o sobre un proyecto político-religioso como el de los salesianos. Del total del grupo, entre 5 y 7 son los chicos que participan desde esa dimensión del proyecto religioso, el resto, van por distintas razones. María, estudiante arquitectura, 24 años, procedente de Plottier (Neuquén) cree que “SHC tiene, y siempre tuvo ese gran dilema, entre ser un grupo de chicos que se juntaban como amigos, a compartir un deporte; o ser un equipo que se prepara deportivamente para competir.” Para María, estos distintos objetivos son imposibles de realizar paralelamente. “Dentro del grupo, hay chicos que van porque les gusta el ambiente y estaban en busca de un grupo que les de contención, otros van puramente para mejorarse deportivamente, sin participar de las actividades extra al entrenamiento, y otros, como yo, que hace 4 años que voy, persisto porque me gusta el deporte en sí, entrenar, distenderme. Hice grupo de amigos, comparto y respeto los ideales y objetivos del club, pero no soy creyente, y no participo de otras actividades.” En su opinión, el club, a nivel deportivo u organizativo, no está formado ni definido en sus objetivos “pero en sí, la idea del club, es brindar un espacio a los jóvenes, un espacio de distensión, ocio, deportivo, dentro de la institución de la iglesia, y, a mi entender, transformar, y transmitir valores a través del deporte.”
El grupo es variado, desde los más jóvenes a los más viejos, entre los chicos y las chicas. María cree que “el hecho de que no sean tantos los salesianos dentro del grupo (el club), redirige el grupo a un grupo común que sólo comparte la pasión por el deporte, o sólo comparte la infraestructura para la práctica del deporte-”.
Sin embargo, Juana, otra de las chicas, estudiante de economía y con 22 años edad, dice que“Salesiano tiene eso, que además del deporte nos relacionamos por diferentes cosas. Muchos estudian lo mismo, o son de los mismos lugares. O manejan mismos códigos, similares historias, por ejemplo, la gran mayoría son de otros lugares y eso hace que estemos parados en cierto modo en el mismo lugar, venirte solo dejando tu ciudad o pueblo atrás junto a familia amigos, etc. No es fácil, pero se hace más llevadero entre personas que están pasando por lo mismo que vos. En ese espacio encontrás amistades muy lindas.”
Pero también hay compromiso porque, en relación a la auto-gestión, Juana lo considera como un compromiso social “ya que todo lo que tiene el grupo lo obtenemos con el esfuerzo de todos. Además del deporte aprendemos lo que es hacer un esfuerzo para un beneficio grupal, no pensar solo en uno. Que creo que es algo muy difícil.”
En tanto procesos de aprendizaje y formación el espacio -el proyecto- se propone generar identificaciones o afectos, para que los chicos puedan pensar proyectos de vida diferentes a lo que propone la sociedad individualista, competitiva, consumista, a partir de otros valores, otra forma de vincularse y comprometerse con el otro.
María aclara un poco más esta articulación entre los salesianos, el club y el espacio desde una perspectiva en relación a los más antiguos en el grupo: “la idea del club es comunicar lo que es ser salesiano, cómo actúan, cuáles son los valores que manejan; pero el grupo al no estar formado completamente por salesianos pero es difícil comunicar la finalidad del Club. Solo los viejos, que conocemos más del tema, sabemos la metodología y cómo se manejan en cuanto a otros grupos sociales; pero Salesianos Handball Club, en sí, es un grupo cerrado en sí mismo, no como los otros grupos salesianos que se caracterizan por la participación en conjunto de varios grupos.”
Al pensar en cómo los perciben los adultos o los padres, afirma que el club “no se conoce por ser una actividad religiosa, es más conocido por el deporte en sí, también porque SHC tiene mayor participación en ligas o torneos, que en otras actividades religiosas. Somos destacados dentro de los otros equipos deportivos, por tener un comportamiento más unido en general.”
Percibidos, desde los de fuera, como un club más, con prejuicios o resistencias, - de algunos de los de adentro- hacia lo religioso-institucional, los jóvenes van constituyendo sus vínculos grupales atravesados por el espacio y aquellas ideas, valores y nociones que le dieron origen. Como grupo dentro del club, la unidad se define por el rol de cada uno más allá de su lugar en el equipo de handball, la pertenencia y las relaciones que allí se construyen, las trayectorias que se cruzan, las narrativas sobre el otro y los otros, van construyendo la identidad del grupo. Al a vez, hay “subgrupos” o vínculos que se extienden o se fortalecen más allá del espacio; quizás no dependen de la permanencia, la continuidades, pero si, esos vínculos fueron o están potenciados por él. Esos grupos se relacionan o se fortalecen con el aporte de los consumos culturales: el deporte, la salidas (jodas),la música, las redes sociales, la facultad.
La identidad se construye de manera particular y a la vez colectiva y está atravesada por distintas situaciones que interpelan al sujeto, constituyendo una forma de ver y de leer el mundo a partir de la internalización de valores, sentimientos, ideales, y demás elementos subjetivos. Cada sujeto se va conformando a partir de relaciones sociales en las que interviene y es intervenido, y adquiere múltiples dimensiones a cerca de lo social que lo van transformando a medida que participa de las relaciones sociales.
A su vez cuando nos referimos a identidad juvenil, no se debe dejar de lado la construcción histórica y social que se hace sobre la misma. Hablar de juventud en el contexto histórico actual es diferente a plantear lo mismo desde el pasado y no lo será en el futuro, las condiciones varían y por ese motivo no sería acertado tratar de definir a la juventud con categorías estancas.
Desde la antropología, Giménez se refiere a la identidad desde una perspectiva dinámica donde la identidad colectiva se construye desde un contexto histórico propio en un proceso de interacción donde los jóvenes reelaboran los elementos culturales del grupo.
Ahora partimos desde la identidad social hacia la identidad colectiva, donde el hecho de que estos/as jóvenes experimenten que son diferentes a otros grupos no significa que se identifiquen plenamente a este grupo de handball. Los/as jóvenes experimentan la pertenencia al grupo cuando se relacionan con los miembros de grupos diferentes al suyo, donde la mayoría son jóvenes que forman parte del club, provienen de distintos lugares del país y se sienten identificados entre por “ser de afuera”, por sentimientos de añoranza y otros. Aquí es interesante observar cómo estos/as jóvenes abandonan sus familias y su lugar de procedencia para poder formarse, tal vez, considerando que en ese espacio no tienen lo que buscan, pero al estar lejos de él, reconocen su identidad íntima, característica desde un grupo distinto socioculturalmente como lo es vivir en la Plata. Y sin embargo, en esa identificación, operan las dinámicas deportivas del club, el equipo y la autogestión, atravesados por esos valores o formas vinculares propuestas por la impronta salesiana, La identificación opera en el espacio, aunque los objetivos sean distintos.
El espacio se construye y puede ser construido por todos/as, todos juegan, todos aportan, algunos más allá del deporte otros en lo respectivo exclusivamente él. El club propone un espacio de construcción colectiva abierto, en el que se ponen en juego todos los deseos, códigos y formas de vincularse de esos jóvenes. De ser y estar en ese espacio.
Laura tiene 23 años y es de Puerto Madryn, llegó a La Plata para estudiar veterinaria. En una carta de agradecimiento, buscó expresar aquello que siente para/en el club, es decir, en el entramado de vínculos que allí se ponen en juego, atravesados por la pasión de un deporte. En un fragmento de la carta ella expresa: “57 entre 8 y 9, hay un portón negro. Entrá ahí y preguntá por Champo.” Gracias. Gracias por darme un lugar donde me siento contenida, un lugar donde me conocen, donde no soy un número de legajo, donde me abrazan cuando lloro, donde se ríen cuando me río, donde me retan cuando hace falta. Donde me corrigen y me enseñan mis propios compañeros, donde quiero, donde crezco. (...) Gracias por darme noches de fiesta interminables, tardes de mates, por cada vez que destaparon una birra o me prestaron un oído.
Ese portón no se cerró ni una vez: ni cuando nos frustramos, ni cuando peleamos, ni cuando había cinco pelotas y un piso agrietado. Se trabajó, se luchó, se peleó y aun así siguió sin cerrarse para nadie: ni a los que largaron la carrera, ni a los que cambiaron de profesión, ni a los que se recibieron; no se le cerró a los que ya estaban instalados ni a los que recién estaban en la línea de partida. No se le cerró a los que se separaron, a los que se enamoraron, no se les cerró a los que llegaron a aprender, no se le cerró a los que empeoraron, ni a los que mejoraron, ni siquiera a los que dejaron. Cada persona que vemos está librando una batalla que desconocemos. Y eso lo entendieron en este club”
Dentro de este grupo de chicos/as, la identidad, así como la aborda Giménez, está definida por la pluralidad de sus pertenencias sociales, que la definen y constituyen (Giménez, 1997). El sentimiento de lealtad también emerge, mediante la inclusión de un rol dentro del grupo. Así, cada chico/as, posee un rol dentro del equipo, en términos de posiciones, pero también dentro de la organización auto-gestiva del club. Al mismo tiempo, la características socio-culturales del grupo, ponen en juego las múltiples identidad y roles que se juegan en el espacio: son compañeros/as de estudios, “co-equipers”, amigos, conocidos, novios, nuevos y viejos.
El afuera y el adentro confluyen en la identidad grupal, dándole forma y variabilidad, dinamismo, tensiones y desacuerdos en las formas de ser y estar, más allá y en de las dinámicas institucionales. Al mismo tiempo, todas esas características, confluyen en un compartir el núcleo de representaciones sociales, en donde los jóvenes, también se incorporan por el deseo y el placer de jugar un deporte y la importancia que tiene para ellos, desde lo estrictamente físico, emocional y vincular.
La identidad es pensada como “distinguibilidad” (unidad distinguible), en tanto que para distinguirme, los demás tienen que reconocerme en la relación e interacción social, en la comunicación, en tanto “intersubjetividad lingüística”. La identidad también se forma, se mantiene y se manifiesta en y por los procesos de interacción y comunicación social. (Giménez, 1997). Pero también, esa distinguibilidad, implica una identidad biográfica. que requiere el intercambio interpersonal que va constituyendo una narrativa autobiográfica que configura las trayectorias personales del pasado, otorgándole sentido. Allí aparecen, entonces, aquellos vínculos que devinieron en “íntimos” y se extendieron por fuera de las paredes pero son parte de ellas y de los sentidos que en ella se produjeron y de las identificación que permiten la construcción de una identidad de grupo (en este caso vinculada a una forma de ser y estar en el espacio y bajo la organización de un club “que se tiene” y no al que “simplemente se va.
Laura continúa en su carta: “Dicen que “los campeones no se hacen en los gimnasios, están hechos de algo inmaterial que tienen muy dentro de ellos; es un deseo, un sueño, una visión.” A Salesianos le sobra eso que les falta tener a muchos. Acá se festeja una semi o una final como se festejan 600 porciones de capelletis. Hace tres años que este club le enseña a la gente que llega, a la gente que lo enfrenta en cada torneo, a los que se quedan y a los que se van, que para tener una cancha hubo que pintarla, para tener luces hubo que vender entradas, para ganar cada partido tuvimos que defender en bloque lo que logramos. Diferencias, cosas a mejorar, críticas, construcciones a futuro, sí, todas, pero para seguir creciendo juntos, tirando para adelante siempre. Porque no sería nada de esta rara especie de familia si no fuera por cada uno de nosotros. No dudo que alguna fuerza que no podemos ver nos eligió y nos puso justo en el lugar indicado en el momento indicado.”
Conclusión
La posmodernidad se presenta como un momento histórico en que las instituciones de la modernidad se encuentran en crisis. La familia, la escuela, la fábrica ya no se constituyen como los espacios paradigmáticos de formación de sujetos y de reproducción del sistema. Así, los/as jóvenes se encuentran de cara a un mundo que los priva de ese marco de referencias estables, cerradas, perdurables.
En el período que Zygmunt Bauman define y caracteriza como una “modernidad líquida”, lo que ocurre es justamente la licuefacción de los sólidos de la modernidad: de las instituciones forjadas en una tradición y en verdades inapelables, que transmitían y producían formas de ser y estar en el mundo también estables, con roles articulados entre una y otra institución que conformaban la metainstitución estatal.
La transición de un capitalismo sólido a un capitalismo financiero produjeron no solo el resquebrajamiento de los cimientos sólidos de los Estado-Nación, sino que la lógica del mercado se impuso a la lógica moderna de sus instituciones estatales. Esa nueva lógica transformó las percepciones espacio-temporales, la apropiación de lo público, la experiencia de lo privado, la construcción de conocimiento.
Ese marco de licuefacción de sólidos, entonces, diluyó también los referentes identitarios tradicionales de los/as jóvenes. Desde ciertos puntos de vista conservadores, esto se traduce en categorías estigmatizantes como los “ni-ni” o los/as “jóvenes problema”. Sin embargo, esos sujetos que ya no -o ya no solo- toman visibilidad como “alumnos/as” o “trabajadores/as”, sino que son fijados como objetivo predilecto del mercado, quienes los interpela como sujetos de consumo, produciendo identificaciones y diferenciaciones a partir, justamente, de los consumos culturales.
La autora mexicana, Rossana Reguillo, posibilita una lectura de cómo los/as jóvenes se constituyen y transita esta época de crisis de la modernidad desde una mirada crítica y, por tanto, menos apocalíptica. Es decir, no reduciendo a los/as jóvenes a blancos de las industrias culturales sino llamando la atención sobre sus prácticas culturales diversas y las formas en que se re-apropian de los consumos para generar formas organizativas alternativas que generan formas de pertenencia y construyen identidades.
Estas miradas críticas sobre los procesos de transformaciones culturales que se dan en este momento bisagra, permiten ubicar a prácticas culturales juveniles como las del equipo de Handball de Salesianos justamente en esa intersección y en esa tensión entre las estructuras resquebrajadas de la modernidad y una nueva época que es desestabilización y licuefacción, pero también es oportunidad de repensar espacios y lazos sociales. Para Reguillo, menos atados a la la fijeza identitaria que imponían las instituciones de la modernidad, que los/as concebían como etapa transitoria en la que deben ir adquiriendo competencias para reproducir el sistema, los jóvenes pueden asumirse como “agentes”, es decir, como sujetos activos, creadores de futuro. Para ella, esa posibilidad tiene relación con la conformación de grupalidades. Se trata de una manera de concebir las identidades, cercana a lo que propone Giménez o Chaves, que propone salir de los esencialismos para pensar en distintas adscripciones identitarias que construyen a las juventudes, justamente, de manera relacional. El equipo de Handball se presenta entonces como una experiencia de las múltiples experiencias que transitan los/as jóvenes, que si bien para cada uno asumirá distintas significaciones, los interpelará o no, para muchos/as se constituirá como espacio de referencia.
Reguillo explica que “la explosión de los referentes identitarios, en paradoja reciprocidad con el debilitamiento de los ritos de pasaje propios de la época contribuye a que los jóvenes encuentren en sus colectivos una identificación mediada por la especificidad de los colectivos y por la edad que explica el sentido de realización y bienestar que proporciona compartir con iguales un horizonte de vida”. SHC representa para la mayoría, en principio, la calidad de un espacio, el encuentro de lo cuerpos en movimiento a través de la idea deportiva, donde confluyen historias de vida similares, proyectos o formas de ver y estar en el mundo. Esta congruencia, es lo que amalgama al grupo. Verlos moverse, tocarse, sentirse y alentarse, no se da de manera espontánea sino que fue una construcción.
En relación al cuerpo y el deporte, pensado desde una matriz moderna, del desarrollo de los mercados, el marketing y los estereotipos de belleza, “parecerse a”, “ser como” en relación a la búsqueda de una apariencia que pretende una separación entre la persona y el cuerpo “cuerpo cuidado y entretenido como un máquina para conservar su vitalidad (...) divinización del cuerpo joven, atlético y sano, esa la respuesta a una sociedad que valora la presentación del cuerpo en sí”(Martins, Rosales y Giménez, 2014), en el grupo trabajado, el deporte es una puerta al vínculo y a los valores, desde lo discursivo y el espacio.
La particularidad de los encuentros está trazada por la idea salesiana, más allá de lo estrictamente religioso para trabajar, de algun manera implícita, aquellos sentidos que los jóvenes le dan al deporte y a sus cuerpos. Para Juana “entrenar (para el cuerpo) me hace demasiado bien, ya que le dedico alrededor de 6 horas por semana a correr y hacer ejercicios. Te da como más energías”. En el club, asumir valores y respetar las normas, en este caso la razón del club, expresada por “Champo”, parecería formar parte de una idea de responsabilidad, recreación, vínculos y puesta del cuerpo en movimiento desde lo físico hacia lo emocional, que en la mayoría de las ideas deportivas se encuentran, buscando construir otros sentidos y prácticas que se resignifican dentro de los procesos de formación identitarios.
“... Quizás la diferencia con los otros clubes sea el “tener” un club y no sólo “ir a” un club.” Esta reflexión de Tomás nos invita a pensar la pertenencia al espacio, que sin dudas, nuclea, reúne, y da en cierta forma “cobijo” a los jóvenes que entran por ese portón y viven experiencias inolvidables. Un cobijo que ellos mismos pueden ir construyendo y sosteniendo en el tiempo. El espacio es, entonces un lugar en el que “los jóvenes parecen responder (a) flujos globales, dotando de sentido a nuevos territorios, que en términos socio-espaciales pueden ser pensados como comunidades de sentido que operan como un círculo de protección ante la incertidumbre provocada por un mundo que se mueve mucho más rápido que la capacidad del actor para producir respuestas”, (Reguillo, 2007)
Bibliografía obligatoria (utilizada)
-Hugo Zemmelman “Conversaciones didácticas” Capítulo 1.-
-Retola G. “Un nuevo proyecto teórico y epistemológico para una nueva cultura política emancipatoria”.
-Flagel Jorge “La propuesta metodológica de Hugo Zemelman (Reflexiones en torno a una ciencia social crítica)”.-
-M.Mead “Cultura y Compromiso” Cap 1 y 2.
-Chaves M “Biopolítica de los cuerpos jóvenes”
-Heler M. “Individuo. Persistencia de una idea moderna” Cap 7
-Martins S. “Subjetividad contemporánea en relatos biográficos: el yo que sufre tiene la palabra” Revista Question
-Laclau E. “Politics and the limits of Modernity”.
-Gimenez G “Nociones para pensar una teoría de las identidades sociales” **Selección
-Bauman Z. “Modernidad Líquida” Introducción y Cap “Individualidad”
-Reguillo R. “Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto” Cap 1.
-Martins- Rosales- Gimenez“El cuerpo y la mirada del otro en los procesos de conformación identitaria” – Revista Argentina de Estudios de Juventud
-Le Breton “ Antropología del Cuerpo y Modernidad” Capítulo 2
-Sibilia Paula "La intimidad como espectáculo".Cap I
- Utilización de los trabajos prácticos 1 y 2 requeridos para el Seminarios de Transformaciones Culturales durante el curso 2016.
-Entrevistas -Champo, Tomás, María y Juana-, carta Laura “Sales” y observación participante. Sujeto a las dificultades vinculadas a los tiempos del cronograma de la materia y las fechas de entrega.
Aclaración: Con respecto a la cuestión de género en el lenguaje, surgió entre algunos integrantes del grupo el debate y el intercambio del uso de x/as/os. Si bien son importantes las luchas que en todos lo aspectos sociales se vienen dando, y la cuestión de género está presente, no llegamos a una definición a la hora de realizar el trabajo, no por una cuestión ideológica, sino por la lógica de la lectura y escritura en los tiempos disponibles para su desarrollo. Por eso se podrán encontrar algunas incongruencias con respecto este ítem.
Anexos
Preguntas disparadoras.
-¿Qué rol juega el afecto en este grupo? ¿Cómo se expresa?
- ¿Crees que esa forma de expresar es igual o particular respecto a otros ámbitos que transitas?
-¿Qué valor tienen las habilidades o destrezas físicas en el equipo? ¿Cómo se valora? ¿Genera diferencias y/o conflictos al interior del grupo?
-¿Crees que estar una institución católica/salesiana -por sus propias normas- condiciona el uso del espacio? ¿Y del cuerpo?
¿Hay alguno que sea religioso o adhiera al pensamiento de la institución?
¿Hay algunos que participen de otras actividades sociales propuestas por los salesianos?
Aquellos que no son religiosos o al menos no son parte de la dinámica de la institución religiosa ¿vieron transformados de alguna manera sus sentidos acerca de la religión, sus conductas, de sus formas de percibir ciertos aspectos de la vida cotidiana y de sus vínculos, al compartir ese espacio común dentro de la institución?
Además del deporte ¿Hay algunos otros punto de encuentro? ¿Gustos en común? ¿Códigos? ¿Historias/biografías? ¿Consumos culturales que impliquen la pertenencia con el grupo y hacia el espacio de encuentro? ¿Trabajan? ¿Estudian?
¿Cómo creen que los perciben los adultos (padres) en relación a la actividad que hacen y al espacio? (si se quedan más tranquilos porque es una institución religiosa, menos propensos a ciertas prácticas consideradas “desviadas”, si lo toman como otro “club” al que van a jugar un deporte, etc.)
¿Cómo perciben el espacio y al deporte? ¿Cómo ocio, un espacio de dispersión, una práctica deportiva? ¿Cómo transcurre el tiempo allí?
¿Qué consideran que aprender, además de un deporte? Por ejemplo, en relación a estar atravesados por un deporte grupal, por los valores de la institución y del espacio en el que participan?
¿Qué sentidos hay sobre el cuerpo y el deporte?
Fragmentos de Entrevistas, recorte por espacio y utilización.
Tomás Perkins
¿Hay alguno que sea religioso o adhiera al pensamiento de la institución?
Si, algunos de los chicos son religiosos, pero son los menos en todo el grupo.
¿Hay algunos que participen de otras actividades sociales propuestas por los salesianos?
Si, generalmente coincide que los chicos que adhieren al pensamiento religioso participan en otras actividades sociales y más ligadas a lo espiritual que a lo deportivo.
Aquellos que no son religiosos o al menos no son parte de la dinámica de la institución religiosa, ¿vieron transformados de alguna manera sus sentidos acerca de la religión, sus conductas, de sus formas de percibir ciertos aspectos de la vida cotidiana y de sus vínculos, al compartir ese espacio común dentro de la institución?
Supongo que en relación al sentir religioso no se dieron cambios en los chicos, o al menos no soy capaz de dar cuenta de ellos; creería que el hecho de que sean mayores de edad no favorecería la producción de esos cambios, más probables en los niños. Por otra parte, en términos conductuales y vinculares más cotidianos si podría decir que se generan cambios en las personas; como todo sujeto que participa en una institución determinada debe adaptarse a cierto sistema de reglas que impone y a su vez transformar a la institución desde la participación individual propia.
Además del deporte ¿Hay algunos otros punto de encuentro? ¿Gustos en común? ¿Códigos? ¿Historias/biografías? ¿Consumos culturales que impliquen la pertenencia con el grupo y hacia el espacio de encuentro? ¿Trabajan? ¿Estudian?
Uno de los puntos en común más importantes es que la gran mayoría de los chicos son estudiantes o recibidos de la facultad, también muchos de ellos del interior del país. El interés en común que se destaca es el deporte: handball; pero más allá de lo deportivo también hay una construcción de lazos por fuera de lo estrictamente institucional, muchos de los chicos son amigos entre sí, estudian juntos, etc.
¿Cómo creen que los perciben los adultos (padres) en relación a la actividad que hacen y al espacio? (si se quedan más tranquilos porque es una institución religiosa, menos propensos a ciertas prácticas consideradas “desviadas”, si lo toman como otro “club” al que van a jugar un deporte, etc.)
Tengo entendido que más allá de que sea en un espacio religioso, lo que agrada y tranquiliza a los padres de los chicos, es que participen en un grupo deportivo que en muchos casos funciona como contención, punto de apoyo, de chicos que vienen a estudiar a La Plata y quizás coincidan con unos pocos amigos de sus respectivos lugares de procedencia.
¿Cómo perciben el espacio y al deporte? ¿Cómo ocio, un espacio de dispersión, una práctica deportiva? ¿Cómo transcurre el tiempo allí?
Desde mi punto de vista, el espacio lo percibimos, sí desde el ocio, la dispersíon, como práctica deportiva, pero principalmente, como un punto de encuentro con amigos. Por otra parte, algo que particulariza al club es que se puede participar en su construcción de forma activa; cualquiera de los chicos que esté interesado puedo no sólo ser un usuario “pasivo” del espacio, como ocurre en la mayoría de los clubes, sino también participar en su organización, dependiendo de sus intereses y habilidades: por ejemplo, haciendo alguna labor administrativa o deportiva. Puntualmente, además de practicar el deporte, algunos chicos se encargan de programar y dirigir los entrenamientos, otros se ocupan de cuestiones económicas, etc. De esta manera, los límites, entre quienes coordinan y llevan a cabo un rol organizativo y quienes participan en las actividades, son un tanto difusos, respecto a lo habitual en otros clubes. La particularidad del club, creo, podría ser el hecho de ser auto-gestionado, quizás la diferencia con los otros sea el “tener” un club y no sólo “ir a” un club.
¿Qué consideran que aprenden, además de un deporte? Por ejemplo, en relación a estar atravesados por un deporte grupal, por los valores de la institución y del espacio en el que participan.
Me parece que lo que cada uno aprende quizás sea algo muy personal y heterogéneo, depende de variables personales, más allá de lo que la institución se proponga “enseñar”. Pero además del aprendizaje en términos deportivos, puede que sea una generalidad a destacar que también se incorporen (o deberían) algunos otros valores o ideas, por ejemplo: el respeto y la tolerancia a los compañeros; el valor del trabajo realizado, principalmente, en tanto son los mismos chicos quienes se comprometen a llevar adelante el club, quienes trabajan para ello; también el compromiso y la solidaridad necesaria que requiere cualquier deporte grupal.
¿Qué sentidos hay sobre el cuerpo y el deporte?
Respecto a esta pregunta, varios de los chicos que se encargan de la organización deportiva (disponer los entrenamientos, dirigir los equipos, etc) son estudiantes de la carrera de Educación Física o vinculados al handball desde jóvenes, así que confiamos en sus criterios en esas cuestiones. De todas maneras, la cuestión estrictamente física queda en un segundo plano en relación a los vínculos sociales más cotidianos; en otras palabras, intentamos favorecer más la construcción de un espacio donde los participantes generen lazos, de amistad, de cercanía, entre sí, un espacio vincular y de apoyo mutuo, relegando un poco lo deportivo.
Entrevista María
Los chicos que van a Handball al Colegio Salesiano:
¿Hay alguno que sea religioso o adhiera al pensamiento de la institución?
Si, serán tres.
¿Hay algunos que participen de otras actividades sociales propuestas por los salesianos?
Si. La minoría. Serán 5/6 de casi 80.
Aquellos que no son religiosos o al menos no son parte de la dinámica de la institución religiosa, ¿vieron transformados de alguna manera sus sentidos acerca de la religión, sus conductas, de sus formas de percibir ciertos aspectos de la vida cotidiana y de sus vínculos, al compartir ese espacio común dentro de la institución?
No. Contesto desde mi punto personal, en mí no hubo transformación acerca de la religión, conductas, o valores.
Participé en algunas actividades salesianas extras a handball, pero solo por un tiempo. Hoy, solo voy a handball, y solo practico el deporte.
Además del deporte ¿Hay algunos otros punto de encuentro? ¿Gustos en común? ¿Códigos? ¿Historias/biografías? ¿Consumos culturales que impliquen la pertenencia con el grupo y hacia el espacio de encuentro? ¿Trabajan? ¿Estudian?
Dentro del mismo espacio de handball, se crearon varios subgrupos de amigos, que se juntan fuera de la institución.
El hecho de que no sean tantos los salesianos dentro del grupo “SHC Salesianos Handball Club” redirige el grupo a un grupo común que sólo comparte la pasión por el deporte, o sólo comparte la infraestructura para la práctica del deporte.
Si bien SHC plantea e invita a la participación de otros encuentros salesianos, para esparcir su forma de actuar frente a la sociedad, que es la de ayudar a otros grupos sociales, son muy pocas las personas que se animan a participar de los mismos; otros por falta de interés, o sólo por falta de información no se acercan, ni se preocupan por averiguar lo que es el salesianismo en sí.
Es un grupo muy abierto y variado. El rango de edad va desde los 17 años (ingresantes a la universidad) hasta 35 años, gente empleada.
¿Cómo creen que los perciben los adultos (padres) en relación a la actividad que hacen y al espacio? (si se quedan más tranquilos porque es una institución religiosa, menos propensos a ciertas prácticas consideradas “desviadas”, si lo toman como otro “club” al que van a jugar un deporte, etc.)
Sinceramente, no se conoce por ser una actividad religiosa, es más conocido por el deporte en sí, y también porque SHC tiene mayor participación en ligas o torneos, que en otras actividades religiosas.
Si somos destacados dentro de los otros equipos deportivos, por tener un comportamiento más unido en general.
¿Cómo perciben el espacio y al deporte? ¿Cómo ocio, un espacio de dispersión, una práctica deportiva? ¿Cómo transcurre el tiempo allí?
SHC tiene, y siempre tuvo ese gran dilema, entre ser un grupo de chicos que se juntaban como amigos, a compartir un deporte; o ser un equipo que se prepara deportivamente para competir. Ambas objetivos, son imposibles de realizar paralelamente.
Dentro del grupo, hay chicos que van porque les gusta el ambiente, y estaban en busca de un grupo que les de contención, otros van puramente para mejorarse deportivamente, sin participar de las actividades extra al entrenamiento, y otros, como yo, que hace 4 años q voy, persisto porque me gusta el deporte en sí, entrenar, distenderme, hice grupo de amigos, comparto y respeto los ideales y objetivos del club, pero no soy creyente, y no participo de otras actividades.
El club en sí, a mi opinión no está formado todavía. No tiene claros y definidos sus objetivos. El grupo es muy cambiante mes a mes, entran chicos nuevos, viejos se van. Pero en sí, la idea del club, es brindar un espacio a los jóvenes, un espacio de distensión, ocio, deportivo, dentro de la institución de la iglesia, y, a mi entender, transformar, y transmitir valores a través del deporte.
¿Qué consideran que aprender, además de un deporte? Por ejemplo, en relación a estar atravesados por un deporte grupal, por los valores de la institución y del espacio en el que participan?
Como expresé antes, la idea del club es comunicar lo que es ser salesiano, cómo actúan, cuáles son los valores que manejan; pero el grupo al no estar formado completamente por salesianos, y al no estar claros los objetivos, roles y responsabilidades dentro del club, es difícil comunicar la finalidad del Club. Solo los viejos, que conocemos más del tema, sabemos la metodología y cómo se manejan en cuanto a otros grupos sociales; pero Salesianos Handball Club, en sí, es un grupo cerrado en sí mismo, no como los otros grupos salesianos que se caracterizan por la participación en conjunto de varios grupos.
¿Qué sentidos hay sobre el cuerpo y el deporte?
Las actividades que se realizan dentro de la escuela El Sagrado Corazón, en el entrenamiento, son puramente deportivas.
El handball necesita un buen refuerzo de actividades físicas, (preparación física) que a mi parecer, es poca, los entrenamientos tienen poco físico, y los jugadores tenemos mucho desgaste ya que competimos en una liga donde se juega todos los fines de semana.
Las actividades son generalmente juegos, entrenamientos de jugadas. Y después, partido.
Entrevista Juana
Los chicos que van a Handball al Colegio Salesiano:
¿Hay alguno que sea religioso o adhiera al pensamiento de la institución?
Dentro del club alguno pocos se adhieren a los pensamientos de la institución, y religiosos realmente no se bien cuantos pero calculo que algunos deben ser.
¿Hay algunos que participen de otras actividades sociales propuestas por los salesianos?
Si, dentro del grupo hay una minoría que participa de otras actividades salesianas.
Aquellos que no son religiosos o al menos no son parte de la dinámica de la institución religiosa, ¿vieron transformados de alguna manera sus sentidos acerca de la religión, sus conductas, de sus formas de percibir ciertos aspectos de la vida cotidiana y de sus vínculos, al compartir ese espacio común dentro de la Institución?
Creo que es una pregunta muy subjetiva, pero lo que yo veo que sí, que la mayoría de cierta manera sus conductas cambiaron, con respecto a lo religioso creo que no. Pero con respecto a los vínculos y las conductas dentro de la institución si hubo un notorio cambio.
Además del deporte ¿Hay algunos otros punto de encuentro? ¿Gustos en común? ¿Códigos? ¿Historias/biografías? ¿Consumos culturales que impliquen la pertenencia con el grupo y hacia el espacio de encuentro? ¿Trabajan? ¿Estudian?
Muchos estudian lo mismo, o son de los mismos lugares. O manejan mismos códigos, similares historias, por ejemplo, la gran mayoría son de otros lugares y eso hace que estemos parados en cierto modo en el mismo lugar, venirte solo dejando tu ciudad o pueblo atrás junto a familia amigos, etc. No es fácil, pero se hace más llevadero entre personas que están pasando por lo mismo que vos. En ese espacio encontrás amistades muy lindas.
¿Cómo creen que los perciben los adultos (padres) en relación a la actividad que hacen y al espacio? (si se quedan más tranquilos porque es una institución religiosa, menos propensos a ciertas prácticas consideradas “desviadas”, si lo toman como otro “club” al que van a jugar un deporte, etc.)
Yo creo que los adultos lo toman como un club donde vamos a hacer deportes, o sea, no influye que sea un colegio católico.
¿Cómo perciben el espacio y al deporte? ¿Cómo ocio, un espacio de dispersión, una práctica deportiva? ¿Cómo transcurre el tiempo allí?
Yo lo tomo como un espacio de dispersión, donde me divierto haciendo algo que me encanta y me hace bien.
¿Qué consideran que aprender, además de un deporte? Por ejemplo, en relación a estar atravesados por un deporte grupal, por los valores de la institución y del espacio en el que participan?
Si, lo considero como un compromiso social, ya que todo lo que tiene el grupo lo obtenemos con el esfuerzo de todos. Además del deporte aprendemos lo que es hacer un esfuerzo para un beneficio grupal, no pensar solo en uno. Que cree que es algo muy difícil.
¿Qué sentidos hay sobre el cuerpo y el deporte?
Para mi para el cuerpo entrenar me hace demasiado bien, ya que le dedico alrededor de 6 horas por semana a correr y hacer ejercicios. Te da como más energías.
Carta Laura
Si tuviera que elegir una palabra para definir a Salesianos elegiría “gratitud”.
Cada día me levanto a trabajar, a cursar, a cumplir con todas las responsabilidades que tengo desde el día que metí mi vida en una valija y me fui a 1600 o a 100 km de mi casa para conocerme, para encontrarme, para ser quien quiero ser, para empezar de cero y el único lugar en toda esa ciudad inmensa de calles que suman y restan con diagonales que no me llevan a ninguna parte donde realmente quiero estar es en el Sagrado Corazón. Miro el reloj constantemente esperando que mis días terminen 15 minutos antes de las 20 para poder ir a entrenar, voy cargando, aunque no me pesa, con la ropa y las zapatillas en la mochila.
“57 entre 8 y 9, hay un portón negro. Entrá ahí y preguntá por Champo.” Gracias. Gracias por darme un lugar donde me siento contenida, un lugar donde me conocen, donde no soy un número de legajo, donde me abrazan cuando lloro, donde se ríen cuando me río, donde me retan cuando hace falta. Donde me corrigen y me enseñan mis propios compañeros, donde quiero, donde crezco. El club que me hace feliz, que más de una vez me salvó la vida. Gracias por darme noches de fiesta interminables, tardes de mates, por cada vez que destaparon una birra o me prestaron un oído.
Ese portón no se cerró ni una vez: ni cuando nos frustramos, ni cuando peleamos, ni cuando había cinco pelotas y un piso agrietado. Se trabajó, se luchó, se peleó y aun así siguió sin cerrarse para nadie: ni a los que largaron la carrera, ni a los que cambiaron de profesión, ni a los que se recibieron; no se le cerró a los que ya estaban instalados ni a los que recién estaban en la línea de partida. No se le cerró a los que se separaron, a los que se enamoraron, no se les cerró a los que llegaron a aprender, no se le cerró a los que empeoraron, ni a los que mejoraron, ni siquiera a los que dejaron. Cada persona que vemos está librando una batalla que desconocemos. Y eso lo entendieron en este club. Con convicciones, con manija, con alegría, con partidos perdidos, ganados, con empates en el último minuto, entrenamientos con música y otros de esos que terminamos transpirando y pidiendo un tercer pulmón, con apoyo incondicional, con gritos de aliento, con peleas y discusiones, con una hinchada siempre presente, se fue haciendo un lugar en el handball platense y en el sentimiento de orgullo de cada uno de nosotros.
Lo que pasa es que hay cosas que no se consiguen en cualquier lado. La voluntad, la paciencia, valores como la honestidad y la lealtad, el trabajo en conjunto y el esfuerzo; demostrar que soy capaz de tirarme al piso a recuperar una pelota que se perdió porque estoy seguro de que otro va a correr lo que haga falta cuando a mí ya no me den las piernas; eso no está en todos los seres humanos.
Hay cosas que no se consiguen sólo entrenando porque se llevan en otro lado.
Dicen que “los campeones no se hacen en los gimnasios, están hechos de algo inmaterial que tienen muy dentro de ellos; es un deseo, un sueño, una visión.” A Salesianos le sobra eso que les falta tener a muchos. Acá se festeja una semi o una final como se festejan 600 porciones de capelletis. Hace tres años que este club le enseña a la gente que llega, a la gente que lo enfrenta en cada torneo, a los que se quedan y a los que se van, que para tener una cancha hubo que pintarla, para tener luces hubo que vender entradas, para ganar cada partido tuvimos que defender en bloque lo que logramos. Diferencias, cosas a mejorar, críticas, construcciones a futuro, sí, todas, pero para seguir creciendo juntos, tirando para adelante siempre. Porque no sería nada de esta rara especie de familia si no fuera por cada uno de nosotros. No dudo que alguna fuerza que no podemos ver nos eligió y nos puso justo en el lugar indicado en el momento indicado.
Por todo lo que dejan adentro y afuera de la cancha cada vez que hay que salir a defender el escudo que tenemos en la camiseta, gracias.
Bibliografía
obligatoria
-Hugo Zemmelman “Conversaciones didácticas”
Capitulo 1.-
-Retola G. “Un nuevo proyecto teórico y
epistemológico para una nueva cultura política emancipatoria”.
-Flagel Jorge “La propuesta metodológica de
Hugo Zemelman(Reflexiones en torno a una ciencia social crítica)”.-
-Puigross A. “ Imaginación y crisis en la
educación latinoamericana” La educación latinoamericana como campo problemático
Cap. 1
-Puigross A. “Educación y poder: los desafíos
del próximo siglo”. CLACSO
-Documento
de cátedra “Matriz Latinoamericana”
-M.Mead “Cultura y Compromiso” Cap 1 y 2.
-Chaves M “Biopolítica de los cuerpos jóvenes”
-Heler M. “Individuo. Persistencia de una idea
moderna” Cap 7
-Martins S. “Subjetividad contemporánea en
relatos biográficos: el yo que sufre tiene la palabra” Revista Question
-Laclau E.
“Politics and the limits of Modernity”
-Huergo J. “Hegemonía: un concepto clave para
comprender la comunicación”.
-Gimenez G “Nociones para pensar una teoría de
las identidades sociales” **Selección
-Bauman Z. “Modernidad Líquida” Introducción y
Cap “Individualidad”
-Reguillo R. “Emergencia de culturas
juveniles. Estrategias del desencanto” Cap 1.
-Martins- Rosales- Gimenez“El cuerpo y la
mirada del otro en los procesos de conformación identitaria” – Revista
Argentina de Estudios de Juventud
-Rosales – Ficoseco “Uso y apropiación de la
web 2.0 por el activismo de género en Argentina: el caso de la marcha
#NiUnaMenos”
-Le Breton “ Antropología del Cuerpo y
Modernidad” Capítulo 2
-Sibilia Paula "La intimidad como
espectáculo".Cap I.
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